La llegada de un bebé te cambia. En mi caso, el embarazo cambió mi forma de ver el mundo, de relacionarme y de pensar. Sobre todo de pensar. Siempre he sido muy impulsiva y el embarazo me hizo aprender a tragarme mis propias palabras, a simplificar, a ser reflexiva y, ante todo, paciente.
Hasta entonces había criticado decisiones sobre la maternidad de la gente que tenía a mi alrededor, hablando sin saber: un defecto muy extendido entre nuestra sociedad (¿que no te vas a poner epidural? no sabes lo que dices!. ¿Y le dejas dormir contigo toda la noche? ¿no se acostumbrará?. Dice que quiere retrasar la vuelta al trabajo hasta que tenga un par de años, ¿ya lo habrá pensado bien?)
Durante el embarazo tuve que tomar decisiones y para ello comencé a informarme, a ser selectiva, y a crear un muro frente a las habladurías, esas en las que yo había participado previamente.
Quería/mos un parto natural, sin epidural (en la medida que mi cuerpo pudiera aguantar) y esperar en casa hasta estar preparados. Me apunté a clases de yoga para embarazadas, tomaba productos lo más naturales posibles y compré cremas corporales sin químicos o añadidos que pudieran pasar al bebé. También me informé muchísimo sobre crianza natural (los libros de Carlos González fueron grandes compañeros de viaje).
Cuando tuve a Maya por primera vez en brazos sentí el peso de la responsabilidad y el amor incondicional e infinito. La responsabilidad de cuidar a un ser que depende únicamente de ti.
Mi mente dio un giro de 180º. El embarazo y la llegada de Maya me había estado preparando para la nueva vida que me esperaba.
Si tú también estás en ese punto, te espero aquí para compartir ideas y sensaciones sobre maternidad y eco-cultura. Bienvenidx!!
María
Yo también ando escribiendo en mi blog. Me gusto mucho tu post. Tienes mucha razón. Cuidate y date un paseo por mi blog :D
ResponderEliminarMuchas gracias Julia por tu comentario. He visto tu blog y me parece muy interesante!
ResponderEliminarNos leemos!