viernes, 16 de octubre de 2015

Mis defectos como madre

El aprendizaje constante, cuando eres madre, te muestra las fortalezas y las debilidades adquiridas tiempo atrás. En mi caso es un aprendizaje que va de la mano del que experimenta Maya, aunque ella, inocente y pura, no conoce todavía los sentimientos negativos como los que experimento en situaciones extremas.

En la época pre-maternal se suele dulcificar e idealizar la crianza. Todo parece como sacado de una película de verano, con los rayos de sol frotando las mejillas del bebé mirando embobado a su madre risueña, sin ojeras y con un maravilloso pelo recogido. La realidad, queridas lectoras, es completamente distinta y una que creía que los momentos de riñas y enfados llegarían más adelante,  aterrizan de repente en el hogar con cierta naturalidad.

Es ahí donde descubro mis días menos bonitos o mis defectos como madre:

- la falta de paciencia: pese a que la maternidad lleva consigo grandes dosis de paciencia que se van cultivando y germinando entre ecografías, lo cierto es que a veces aparece y desaparece al mismo tiempo que los hijos se empeñan en volver patas arriba todo el rítmico engranaje que componemos cada día para que la rutina no pierda su valor.

- las contradicciones: he de confesar que soy una mujer llena de contradicciones y a veces este hecho me lleva a desesperar a la pequeña terremoto con "esto no lo cojas" frente a un "experimenta y diviértete". Me pregunto si es bueno marear a un ser esponja con mis locos vaivenes... el tiempo lo dirá.

- la erupción de rabia descontrolada: de entre todos mis defectos éste es sin duda del que menos orgullosa me siento. Para que estalle el volcán se dan normalmente los siguientes factores: falta de sueño, día estresante, casa desordenada y el detonante: una pataleta, un llanto, un cambio de pañal en el momento menos oportuno... Como es algo que he de limar con cierta avidez, he aprendido a reírme y a respirar hondo para poder sobrellevarlo de la mejor manera, a volver la puerta de la habitación unos segundos y calmar mis pensamientos.

- mi "yo" perfeccionista imperturbable: ser perfeccionista puede tener sus ventajas. Si alguien las conoce que me las envíe por mail, porque hasta la fecha las listas, el control y la perfección sólo me han traído disgustos, y con niños en casa, ya se sabe, el caos, el desorden y la impuntualidad están a la orden del día.

- no saber defender a mi hija: cuando alguien comenta sus rutinas o nuestras costumbres, como queriendo señalar que lo que practicamos (colecho, crianza de apego, dejar que coma lo que quiera aunque sea poco...) porque no está bien o no es lo socialmente correcto, es ahí cuando no sé defenderla. Desde aquí ya adelanto que no quiero ser una "madre coraje" o la "madre de la Pantoja" entendido como

- quiero que mi hija sea como yo digo: y eso, madres del mundo, ya habréis experimentado que no es lo más idóneo para nuestros hijos, en el sentido de imposición. En nuestra casa respetamos cada decisión de Maya, pero con excepciones, que son las que vienen marcadas desde lo "socialmente correcto" y por las que lleno a la pobre criatura de contradicciones y arrebatos. Es por ello que siento la defensa de su libertad porque pensamos que es lo que más le ayudará a madurar y a valorar la libertad de los demás. Yo lo llamo, crianza en positivo. Estamos trabajando en ello.

- la competitividad, entendida ésta como aquel momento puntual en el que las madres y los padres sacamos a relucir los logros de nuestros hijos "ya (come-duerme-hace pis-se lava los dientes) solo", "pues mi hijo/a tal..." Estando embarazada me juré y perjuré que jamás entraría en esos juegos sucios, porque entiendo que cada niño tiene su propio desarrollo y aprendizaje.

- la frustración: como consecuencia de todo lo anterior, el ego se ve fuertemente resentido y la frustración acaba llegando. Ser madre conlleva grandes esfuerzos en el día a día: esfuerzos por conservar las rutinas y pautas pre establecidas entre los pequeños y una misma, esfuerzos por lidiar con otros conceptos de crianza menos usuales o "tradicionales", por conseguir ser madre-compañera-amiga, por respetar las decisiones y actos de un bebe de 10 meses, que por pequeña que sea tiene ya su propia identidad y personalidad...

Saber que la lista de defectos podrá ampliarse con el tiempo es algo que asumo con el morro torcido. Saber que cometeré muchos errores de madre con los que siempre dije que no haría, es otro de los malos vicios que tragar. Pero de la misma manera que sé que tropezaré, creo convencida que el aprendizaje a través del ejemplo serán el mejor regalo que le podremos dar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...