jueves, 3 de septiembre de 2015

¿Te sumas al cambio?

Hace unos dos años me enteré de una triste noticia.

Una compañía multinacional aterrizó en un pueblo africano y les dijeron que les iban a ayudar. Les contaron las maravillas de uno de sus productos, la leche en polvo, y de cómo sus hijos engordarían y crecerían y desarrollarían aptitudes e inteligencia a partes iguales. Les dieron toda la leche en polvo que necesitaban hasta que un día se les acabó. Entonces, los habitantes de ese pueblo preguntaron a la compañía por más leche. La respuesta fue, "si quieres más has de ir al poblado más cercano y comprar los botes que desees". Les acababan de crear una necesidad. Si querían adquirir más leche en polvo debían mezclarla con agua, para lo que tenían que andar varios kilómetros al día, y debían hervirla para desinfectarla (todos sabemos que el agua en el Tercer Mundo no es conocida por su pureza). La mujer que no quisiese caminar diariamente o no pudiese comprar la leche, no podría alimentar a sus hijos, pues habría dejado de producir leche. Muchos niños murieron por desnutrición. La compañía multinacional era Nestlè. Su lema: a gusto con la vida.

UNICEF estima que aproximadamente un millón y medio de niños mueren cada año debido a los efectos, directos o indirectos del llamado "efecto biberón". Fallecen por deshidrataciones diarreicas o por enfermedades respiratorias que se habrían atenuado si hubiesen tomado leche materna, ya que les aporta los anticuerpos necesarios.

Recientemente he leído en un periódico digital que el dueño de la marca quiere obligar a pagar por el agua (Aquarel); quiere privatizar un bien de todos.


Las multinacionales basan su fortuna y prosperidad en enriquecerse a costa de otros, normalmente de los más pobres, de los que no tienen recursos, de los que no pueden defenderse.

Pero esas multinacionales necesitan que les sigamos comprando para poder seguir creciendo.

Creo firmemente que entre todos podemos hacer que el valor social de las empresas sea algo real y no un sello con una foto bonita.

Desde que me enteré de la noticia, he dejado de comprar productos de Nestlè. Sé que con mi acto no van a acabar en la quiebra. Aunque todos dejemos de comprarles, nunca echarán el cierre, pero sí les habremos obligado a que tomen conciencia de que un mundo igualitario y global es posible.

Y tu ¿te sumas al cambio?


Un pequeño gesto puede cambiar el mundo.

Si quieres saber más sobre la introducción de la leche de fórmula ligada a la mortalidad infantil, pincha aquí

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