Suena casi profético. Ya me veo cual iluminado animando y guiando a su pueblo, bara en mano, conduciendo a mis fieles seguidores por las tormentosas aguas de la comida basura, hacia la salvación.
Bromas aparte, hoy os vengo a contar uno de mis proyectos educativos. Comencé un curso hace casi un mes para poder entender algunas cosas sobre la docencia, y aquí estoy, prepara que te prepara unidades didácticas, power points, programaciones... una auténtica aventura.
El tema que yo he escogido es cómo lo que comemos nos cambia. Nunca he sido chica de dietas porque nunca he considerado que tuviera que perder peso, aunque algún kilo me sobrara. No he sido fashion victim ni me he preocupado mucho por los cánones estéticos. Lo que sí me he empezado a cuestionar es que somos lo que comemos. Y pensaréis, esta viene a descubrirnos lo que todos sabemos. Bueno, probemos.
Fuente Adobe Stocks
¿Te sientes cansado? ¿necesitas
energías por las mañanas? ¿duermes bien? ¿te duele la espalda? ¿sufres dolores
de cabeza a menudo?
Si respondiste a todo (o casi todo) que si, vamos por el buen camino, porque es realmente lo que necesitas para abrir los ojos. Y es que hasta que no estamos mal, hasta que no hemos tropezado, no nos damos cuenta de todo lo que podríamos haber hecho.
Como yo también he estado en ese punto, puedo garantizar que el cambio es posible. Si quieres, puedes.
¿Has notado que después de tomar algo azucarado te sientes irritable? ¿Tomas café pero a la hora estás cansadísimo? ¿estás soñoliento después de una comida pesada?
No es cuestión de estudiar la carrera de nutrición ahora, pero sí de conseguir las claves que nos ayudarán a estar mejor, vivir mejor, descansar más, pensar de forma más clara y fluida y todo esto lo conseguiremos comiendo bien.
Pero ¿qué es comer bien? Pues comer de forma saludable. Una guía que a mi me ha ayudado es "My Plate", el estudio que Harvard presentó hace un tiempo sobre cuál era la dieta ideal
para el hombre moderno y que huye de nuestra pirámide de los alimentos. No estamos hablando aquí de perder peso ni de contar
calorías, sino de encontrar ese equilibrio tan deseado entre físico y mente, en
una constante de bienestar y salud. Parece una paradoja, pero no lo es.
Fuente www.choosemyplate.gov
"My Plate" nació de la Escuela de Medicina de Harvard donde se revisaron las elecciones saludables que hacemos de los grupos o familias de comida, y se mostraron algunas pistas sin estar sujetos a presiones políticas o comerciales de los lobbies de la industria alimenticia.
Fuente Adobe Stocks
Entonces ¿qué debemos hacer para ponerle el remedio y estar más sanos, que no nos duela la cabeza ni estemos tan cansados?
Sabiendo que no hay una barita mágica y que esto es fruto de esfuerzo, dedicación y constancia, y que toooodos sabemos lo que es bueno y lo que no, nos tenemos que proponer:
1.- un análisis de qué es lo que nos pasa: si estamos cansados, si nos duelen las articulaciones, si fumamos, cuántas horas dormimos...
Este primer paso es fundamental para ayudarnos a controlar nuestro ritmo de vida y saber priorizar nuestras necesidades vitales.
Sabiendo que no hay una barita mágica y que esto es fruto de esfuerzo, dedicación y constancia, y que toooodos sabemos lo que es bueno y lo que no, nos tenemos que proponer:
1.- un análisis de qué es lo que nos pasa: si estamos cansados, si nos duelen las articulaciones, si fumamos, cuántas horas dormimos...
Este primer paso es fundamental para ayudarnos a controlar nuestro ritmo de vida y saber priorizar nuestras necesidades vitales.
2.- escoger una plantilla de menú semanal y organizarnos los platos a la vista. Aunque comamos fuera de casa, no debemos sacar escusas. Un recurso que nos puede ayudar es tener un retén fijo de comida en casa que no se pase con facilidad, para esas noches en las que llegas cansado a casa y no te apetece hacer nada. Por ejemplo: ensalada, queso, cremita de verduras, caldo...
3.- calcular las porciones de comida en base a nuestro puño. Dicen que lo que nos cabe en el estómago es el equivalente a la capacidad de nuestro puño cerrado. Pero el estómago es un órgano que se puede ensanchar y además con cierta facilidad. Por lo que a más capacidad, más comida, más tarde llegaremos a saciarnos. La medida del plato sería el equivalente a todo el menú. Come lo que te quepa (pero sin engañarte ;)
4.- beber agua todos los días tiene que ser como parpadear y respirar, no se nos puede olvidar! Yo, por ejemplo, tengo una alarma en el móvil que me recuerda cada "x" tiempo que tengo que beber agua. Os parecerá una tontería, pero es que sino llega la noche y me bebería la botella entera, y todo en exceso, tiene sus consecuencias.
5.- apóyate de la relajación, la meditación y un ejercicio suave pero intenso todas las semanas. A mí este punto es el que más me cuesta, pero no por tiempo, sino por cansancio y es ahí donde sé que debo ponerle el remedio, ya que es muy fácil hacer que ese círculo vicioso de alimentación- bienestar- salud se quiebre. Una amiga me decía que ella medita mientras va en el autobús. Mientras mira por la ventanilla deja la mente en blanco y se escucha... Cada uno ha de encontrar su técnica
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