En los post anteriores hablaba de que cuando tienes un hijo te cambia la vida... La vida y el cuerpo.
Lógicamente en el embarazo es cuando la transformación se hace mayor. Mutas hacia un ser redondo con patas que no sabe cómo colocarse los zapatos o cómo darse la vuelta en la cama (¿alguien ha visto a alguna mujer embarazada panza arriba alguna vez? es imposible!!!). Los cambios de humor de la primera etapa hacen que pongas de verdad a prueba a tu pareja, pasando a convertirse en el santo paciente pilar de la relación.
Ese ser redondo que camina a pasos forzados por la calle cual paquidermo no es el ideal de belleza que nos muestran las revistas. Ni siquiera en las de premamás, todas sonrientes y estupendas. Mi embarazo fue una experiencia maravillosa por la que volvería a pasar, pero no nos engañemos, además de la mutación de nuestro cuerpo y la alteración de nuestras hormonas, las elecciones que tenemos de vestirnos decentemente y no como "mesas camillas" o mujeronas de taitantos y pico años, son más bien escasas.
Foto de premamás de revista
Esta soy yo de 25 semanas
A mí me tocaron todas las estaciones. Comencé el embarazo en primavera, cuando no se notaba apenas la tripita. Pudimos escaparnos unos días a la playa y poder lucir biquini (ay! si hubiera sabido que esa sería la última vez que podría relajarme en la playa y poder mostrar carnes sin pudor!! pero eso, lo dejamos para otra entrada ;) )
Primera escapada a la playa
El verano lo pasé sin muchos agobios ya que mi pequeña nació en noviembre, por lo que pude ir más o menos cómoda, como si fuera un verano más, con la ventaja de no tener los tobillos hinchados, ni varices, ni golpes de calor extremos que podrían soportar otras mamás en proceso.
Dado que pasé por todas las estaciones, mi armario se surtió de gran cantidad de leggins y pantalones de premamás, súuuuuper cómodos (deberían venderlos para todas las mujeres de forma natural), vestidos super-size y camisetas anchas que tenía de otras temporadas.
Leí en las primeras semanas que en lo que más hincapié debía hacer, además de la alimentación, era en la hidratación corporal. La piel es nuestro mayor órgano y al que pocas veces le prestamos toda la atención y los cuidados que necesita. Otras mamás me lo advirtieron, "ponte crema todos los días o sino aparecerán estrías". Tenía que hacerles caso, pues la voz de la experiencia siempre vale más.
Si la piel es nuestro mayor órgano y todo, repito, TODO lo que yo me untaba, iba a pasar a mi bebé, debía de ser lo más natural posible. Nada de parabenes, ni petróleo, ni talcos, ni sulfatos y nada de maltrato animal. Descubrí entonces, no sólo una de las webs que desde entonces es mi/nuestro proveedor de cosmética en casa www.eccoverde.es, sino el uso y significado de químicos en la casi totalidad de productos que consumimos. Poco a poco os iré desvelando cómo hemos ido cambiando nuestros rituales y costumbres.
Os espero en el siguiente post!!!
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