viernes, 5 de junio de 2015

Dime qué guardas en tu armario del baño y...

Y te diré qué productos deberías tirar ya mismo.

Como ya sabrás, desde que me quedé embarazada de Maya, mi forma de consumir productos cosméticos cambió radicalmente. No por la moda eco-friendly de la que tanto se habla ahora (y gracias a la cual disponemos de más productos y con mejores precios). En mi caso fue pura concienciación; como dejar de fumar.

¿Te pondrías petróleo por las noches en la cara, antes de acostarte? 

¿Taparías tu cuerpo con un film para que no transpirase? 

¿Usarías alquitrán para eliminar la caspa de tu cabello? 


Probablemente no ¿verdad? Yo tampoco. Y es que hasta hace poco no había oído casi nada de los peligros o de las no recomendaciones acerca de parabenes, sulfatos, sodio, petróleo, aluminio, alcoholes, glicerina, silicona... y un laaaargo etcétera. 



Y es que tendemos a pensar que muchos químicos han "ayudado" en el mundo de la cosmética a que nuestra piel (nuestro mayor órgano) se pueda nutrir de sus aparentes "beneficios". Pero no. Los químicos sobre todo han ayudado a que perduren más en el mercado y a producirlos con un menor coste. No nos engañemos, vivimos en un mundo consumista en el que la publicidad es su mejor arma.

Existe una enfermedad reconocida dentro de la Seguridad Social como discapacidad, con todo lo que ello conlleva. Me refiero a la sensibilidad química múltiple. Sus síntomas: dolores fuertes de cabeza, problemas para respirar... al entrar en contacto con productos químicos o simplemente por oler un perfume. 

Lo que sí se ha demostrado es que las sales de aluminio, por ejemplo, presentes en la gran mayoría de desodorantes antitranspirantes, producen trastornos cerebrales relacionados con el Alzheimer. Igualmente en 2004 saltó la alarma al vincular el uso de parabenes con el cáncer de mama (no obstante algunos estudios no son concluyentes y es necesaria más investigación al respecto)

Y tu me preguntaras, "qué paradoja y qué demagogia. Lo que yo compro me funciona y además tiene mejor precio que lo ecológico o lo bio". No pretendo convencerte, pero te equivocas. Gracias a plataformas de venta on-line de productos naturales (échale un vistazo a ecca-verde) y a la proliferación de ecoboticas, se pueden conseguir productos fiables con sellos de calidad y de buen uso medio-ambiental detrás.


Creemos que nuestra piel es una gran barrera que nos protege contra todo agente externo y en verdad es todo lo contrario. Absorbe, como órgano vivo que es, todo lo que le echemos encima. No somos conscientes de los peligros que están detrás de los tóxicos presentes en nuestros cotidianos (y aparentemente nada nocivos) cosméticos con los que convivimos diariamente.

Párate a pensarlo. Abre el armario, saca tus cremas y sorpréndete. 

Un pequeño gesto puede convertirse en un gran cambio.

Si quieres más información te recomiendo:

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...