Cuando era pequeña y hasta que cumplí los 20 años, toda mi habitación era blanca y rosa pastel. Los armarios, los peluches, la ropa de cama, las cortinas, la lámpara... vivía en el mundo de algodón de azúcar. Como os podéis imaginar, acabé detestando esos colores.
Imagen ficticia de mi habitación
Quizás por estar envuelta en ese color horríbilis rosa pastel durante todo el día, de pequeña estaba convencida de que algún día descubriría un nuevo color y me haría multimillonaria (los sueños infantiles no dejan de sorprenderme).
Mi madre se empeñaba en comprarme ropa "a conjunto" con los colores de mi habitación y yo, en todos los intentos que podía, renegaba de parecer la muñequita de porcelana de la estantería.
Y es que nunca he llegado a entender esa moda absurda de separar a los niños y la niñas por colores.
Cuando me quedé embarazada sabía que mi hija no iba a ser un subproducto cromático de su madre, pero ¡qué difícil es encontrar ropa y accesorios de otros colores para las niñas!!
Casi me ví obligada a crear la coletilla de turno para cuando la gente me preguntaba qué quería que me regalasen (y por favor, si puede no ser rosa, te lo agradecería...)
Poco a poco y conforme Maya se va haciendo más grande, voy encontrando ropa "unisex"o de otros colores, para que descubra qué hay más allá del rosa (en todas sus tonalidades).
Y tu ¿cómo vistes a tu peque?
Aprovecho para anunciarte mi nuevo perfil en Pinterest donde encontrarás un tablero "Fashion Kids" con las cosas que me gustan. Aquí te dejo el enlace.
Nos vemos!!!
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