jueves, 23 de julio de 2015

Malos tiempos para la lírica

Muchas de vosotras habréis observado que últimamente me retraso con las entradas de las publicaciones y es que la ola de calor también ha llegado a mis neuronas y mi teclado. La creación de entradas conlleva mucho esfuerzo durante estos días y poder vaguear en el sofá me atrapa. 

Vaguear y celebrar, porque Maya cumplió ayer 8 meses y parece que hace nada la vi por primera vez, saliendo "en volandas" por encima de la sábana "azul hospital" y yo con mis manos atadas y mi cuerpo sedado luchando por olerla, pellizcar su piel durante unos segundos y ver sus ojos para decirle "hola cariño, soy mamá, ¡bienvenida!".



Hoy Maya tiene ya 8 meses y 1 día y le he dicho mi primer "no, esto no" en un tono riguroso, serio y directo. Algunas pensaréis que es muy pequeña todavía, pero yo en el fondo creo que me entiende.  

Al segundo he pensado ¿cuándo es el momento para decirle "no" a un niño? Por alguna razón mi mente había calculado que el año era el plazo ideal. El aniversario para celebrar el paso del nacimiento y la puericultura hacia el mundo infantil; las primeras palabras, los primeros pasos y los primeros golpes, los dientes, las frutas enteras y no con la malla de silicona... Eso que no te explican en las clases de preparación al parto. 

Cuando asistíamos el papá de Maya y yo, sólo nos daban nociones sobre los primeros días del bebé en casa y hoy me he preguntado, y del resto de días, ¿qué?. A esas clases todas íbamos con la libreta en mano para no perder detalle de nada. A veces se escuchaba una voz apresurada "¿podrías repetir otra vez?, me he quedado sólo con el meconio..." Este fin de semana me tocó sacar la libreta del bolso, del mismo apartado donde la he guardado durante estos 8 meses como si se tratase del tesoro más valioso de este mundo, para recordar cuándo era realmente necesario llevar al niño a urgencias por fiebre. Y claro, sólo me salían las indicaciones para cuando es recién nacido y hasta los 3 primeros meses de edad. Aún así, y como madre primeriza me llevé a la peque al hospital. La cara de la pediatra os la podéis imaginar, era algo así como "es tu quinta hija, ¿verdad?" 

A veces me asombro de lo rápido que pasa el tiempo, de la cantidad de cosas que hace en comparación con semanas atrás y me imagino todo lo que está por venir. 

No quiero perderme nada, sus descubrimientos son también los nuestros y vivir todas sus experiencias con ella es un auténtico regalo.

Permitidme, por eso, si estos días me encontráis más ausente que presente. Son malos tiempos para la lírica.

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