Cuando tienes un bebé te dicen que debería venir con un libro de instrucciones. Yo creo que deberían traer un diccionario: bebé- castellano/ castellano- bebé, tanto por sus intraducibles palabras (a la nuestra le gusta mucho decir "nenen", "amantz", "aba"... pero no sé qué significan) como por todo el nuevo léxico que los padres tenemos que aprender.
Una de las siglas que más leo desde que tuve a Maya es "producto libre de BPA" o "producto libre de bisfenol A". Intuyo que algo muy bueno no debe ser cuando lo quitan de un producto diseñado para bebés, y ya te adelanto que deberías prestar más atención a los componentes de los productos que compras, pero ¿qué es exactamente?
Según la Wikipedia, el Bisfenol A (o BPA) "es un compuesto orgánico con dos grupos funcionales (o lo que es lo mismo, conjunto de átomos) de fenol". Como probablemente te quedarás igual que yo leyendo esto, he desempolvado un poco los libros de química para resumir y hacer entendible qué es esto concretamente. La acepción continúa "... es un bloque disfuncional de muchos plásticos y activos plásticos". Aquí ya lo tenemos un poco más claro.
El fenol puede ser un ácido o un alcohol y fue utilizado como antiséptico, aunque irritaba la piel de los enfermos y cayó en desuso. También fue usado en los campos de concentración nazis desde agosto de 1914 como "inyección letal". De ser ingerido en altas concentraciones puede causar envenenamiento, vómitos, decoloración de la piel e irritación respiratoria.
La industria comenzó a utilizarlo para fabricar policarbonatos (plástico duro aunque ligero, traslúcido o transparente, resistente al calor y al frío) presente en CD's, DVD's, carcasas de ordenadores, coches, interior de latas de comida, pastas de dientes y envases, entre ellos los biberones. Es una sustancia que no se destruye con el calor (por ejemplo si hervimos los biberones para desinfectarlos) y que migra de su "contenedor" hasta nuestro cuerpo, de donde no se va, no se elimina.Según un estudio del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés) el 93% de los americanos que han sido analizados portaban este producto químico. Este contaminante generalizado en el interior de los humanos ha sido asociado a enfermedades como cáncer, disyunciones hormonales como crecimiento anormal de mamas, problemas relacionados con los órganos sexuales, anomalías cromosómicas en fetos, hasta desarreglos del sistema inmunológico.
La Ingesta Diaria Tolerable (según nos dice la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición -AECONSAN- que depende del Ministerio de Sanidad) que se expresa en miligramos o microgramos, a pasado de 50 microgramos de BPA por kilogramo de peso corporal y día a 4 microgramos de BPA por kg/día, a la espera de las conclusiones del estudio llevado a cabo por el Programa Nacional de Toxicología de EEUU. Es por ello que los más susceptibles a altas dosis de contaminación son los bebés.
Una manera de controlar de forma diaria y doméstica, nuestro contacto con este producto químico se resume en un código de reciclaje:
- alternativa a las latas y comida envasada, evítala
- botella de plástico por botella de vidrio o de cerámica
- evitar calentar los alimentos en microondas con envases de plástico así como hervir los biberones que contengan BPA pues contribuimos a liberar grandes dosis y se filtrarán en los alimentos
Desgraciadamente es una sustancia que lejos de ser erradicada, cada año se fabrican más toneladas, contribuyendo además al desgaste medioambiental (contaminación, vertidos de fluidos tóxicos al mar,...). Preocupa además la conclusión que apoya su producción masiva, y es que este mismo año Europa ha dictaminado que el Bisfenol A no supone peligro para la salud, pese a que el informe presenta varias "incertidumbres" que asegura tendrán que estudiarse mejor en un futuro.
Si quieres más información, te dejo estos interesantes enlaces:
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