Esta semana recibí una de las peores noticias que me han dado, la que más me ha dolido desde que soy madre, que me afecta directamente y que me hiere como mujer y madre: la sentencia a mi demanda por despido estando de baja por maternidad ha sido desestimada.
En ese momento sentí como una bofetada a mi honor, a mi ser y a mis derechos y los de mi hija.
Han pasado muchos meses desde que me llamaron para decirme por teléfono que al día siguiente me cesaban. Maya entonces tenía 20 días de vida. Ese fue también un día triste, de rabia y de impotencia, pero decidí hacer frente a la situación reclamando lo que me pertenecía por derecho. Era mi trabajo, mi futuro y también el de mi hija. Tenía que pelear por ello.
5 meses y medio después una juez ha interpretado que el cese fue legal, aún cuando presentamos todos los documentos y testificaciones necesarios para argumentar lo contrario. Una juez joven, mujer y representante del poder judicial que yo pensaba iba a abrazar lo que creía intocable.
Abrí en aquel entonces el blog como vía de escape. Lo sorprendente para mí es que por este camino me he encontrado muchas mujeres con unos perfiles similares al mío: despedidas al quedarse embarazadas o al dar a luz a sus hijos, o mujeres que han decidido pasar a otro estado, cambiar de trabajo en busca de la verdadera conciliación.
Este tema está en la sociedad, es un hecho, aunque creo que el problema es que no se le da toda la cobertura necesaria y somos pocas las que decidimos dar el paso al frente. De ahí el miedo que encontramos muchas veces para denunciar estos abusos.
¿Qué mensaje estamos lanzando a aquellas mujeres que quieran tener hijos? ¿qué futuro se nos plantea?
En esta sociedad la mujer está expuesta a sufrir todo tipo de injusticias y a soportar el peso de rendir frente al trabajo, de la misma manera que cuando no se es madre. ¿Pasa lo mismo acaso con los hombres? ¿cambian las miradas, las instrucciones, las ordenes y los comentarios en el trabajo cuando pasan por la paternidad?
A la mujer hay que sumar trabajo + hijos + casa. Y lo asumimos como algo normal, individual e inherente a nuestra condición, necesaria para que el ciclo vital se mantenga. No señores. La maternidad y la exposición de la mujer ante esas tareas no es algo privado, que quede fuera del ámbito social. La conciliación, aunque se practique en cada hogar, es un bien colectivo, un objetivo a cumplir.
Quería hablar de mi situación en los medios, pero desgraciadamente esto "no vende". Es más bonito sacar titulares en los que una mujer gane a su empresa por este tipo de cosas. Ojalá los periódicos mañana se llenen con esas noticias, y sea el mío un caso aislado.
Por el momento, me tengo que conformar con mi derecho a pataleta y cerrar esta etapa de mi vida, de una manera amarga y dolorosa.
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